Es un medio no específico de defensa utilizado con gran frecuencia por el organismo y que en esencia consiste en el englobamiento y digestión de microbios o detritos celulares.
Los fagocitos son células devoradoras y constituyen una auténtica policía celular que se forma en el sistema reticuloendotelial.
Este sistema está compuesto por células muy diferentes, tanto por su estructura como por su localización, aspecto y tamaño, pero que poseen ciertos caracteres comunes, tales como morfología reticulada, facultad de apoderarse de las sustancias extrañas introducidas en el organismo, e intervención en el mecanismo de la inflamación y en la formación de algunos anticuerpos.
Los fagocitos del sistema reticuloendotelial se dividen en elementos móviles y fijos.
Los primeros son los glóbulos blancos y van al encuentro del agresor, con el que entablan combate y lo vencen o sucumben.
El pus es el resultado de este combate, ya que está formado por microbios vivos y muertos y por restos de leucocitos degenerados.
Los elementos fijos son los que se hallan en el hígado, médula ósea, paredes vasculares, etc.
Estos engloban, destruyen o fagocitan los cuerpos extraños que se han introducido en el organismo, o que se acumulan en él como consecuencia de alteraciones metabólicas.